Pedro Calderón de la Barca (1600-1681), cuyos restos mortales tuvieron una vida azarosa y trágica, a vueltas por Madrid, y que hasta ahora se creían ceniza, polvo, nada.
—Los restos de Calderón no han desaparecido.
Lo enterraron primero en la iglesia de San Salvador, tal y como él había dejado por escrito. En 1842, sin embargo, el mal estado de ese edificio obligó a que sus restos fueran trasladados al cementerio de la Sacramental de San Nicolás, donde permanecieron 29 años.