• ETA: 50 años de terrorismo nacionalista + Diccionario breve para entender el terrorismo de ETA. 2 volúmenes. 2ª edición revisada y aumentada
    Era una de esas mañanas en las que la lectura del periódico provocaba un desánimo absoluto. Imagino que muchos de los que estén ahora leyendo estas líneas habrán vivido una situación parecida. Pesimismo, indignación y desánimo eran mis sentimientos ante lo que ocurría en España como consecuencia de la actitud del nacionalismo vasco. Esa mañana estaba con María San Gil, Vicepresidenta de la Fundación Villacisneros, comentando la última deslealtad de los nacionalistas, las cuestiones eran recurrentes: excarcelación de terroristas, unidad de las formaciones independentistas –legales o ilegales– en su chantaje al Gobierno de turno, demandas de impunidad y acercamiento de presos de ETA, ofensas a España y sus símbolos, coacción y discriminación permanente de los no nacionalistas, abandono de la Iglesia a las víctimas y apoyo al diálogo para «solucionar el conflicto», adoctrinamiento en la educación construyendo un pasado inexistente y fomentando el odio a España etc. Y todo esto, repetido un día tras otro, ante una sociedad indiferente que aceptaba con normalidad la manipulación a la que era sometida por un régimen nacionalista instaurado en el País Vasco desde hacía cuarenta años. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Qué ha pasado en la sociedad española y especialmente en la vasca, para que soporte toda esta indignidad sin reaccionar? Y peor aún ¿Por qué las prisas actuales para olvidar lo ocurrido en España durante cincuenta años de terror? ¿Por qué no identificar a los responsables, los cómplices y los beneficiarios, sí beneficiarios, de cincuenta años de terror? Solo una sociedad cobarde y pusilánime admite que todas estas preguntas queden sin respuesta. Iñigo Gómez-Pineda Goizueta, Presidente de la Fundación Villacisneros
  • El optimismo de los filósofos ilustrados sobre la humanidad o sobre «el estado de naturaleza » no casa bien con la tozudez de la realidad histórica a poco que se analice fríamente y de forma rigurosa. Pero tampoco se pueden sustentar las visiones nihilistas que solo reparan en «el horror», en lo más oscuro del alma humana, desechando como fruto de farisaicas «convenciones sociales» o inconfesables «recovecos psicológicos» todo acto desinteresado, todo altruismo, toda filantropía, en definitiva, toda bondad. Más allá de constatar un océano de sufrimiento del ser humano por obra de otros seres humanos, se puede encontrar un sentido a la historia humana, sea este trascendente o inmanente. Ante la inhumanidad hubo un momento en la historia humana en el que surgió la respuesta, profundamente espiritual y no biológica, de la compasión, que no es más que una empatía sin matices con el sufrimiento ajeno. Esta obra intenta hacer inteligible el conmovedor heroísmo ético de tantos miles de seres humanos que hicieron el bien en situaciones «infernales» a lo largo de la historia. Si la historia humana nos muestra, como magistra vitae, que el dictum pesimista homo hominis lupus es el que ha imperado en la gran mayoría de las situaciones y sociedades, también nos permite descubrir, de cuando en cuando, rayos de luz en forma de una minoría signifi ativa de seres humanos que hicieron, contra viento y marea, del homo hominis sacra res su norma absoluta de comportamiento. Algunos de ellos cambiaron el mundo al introducir una ética de la compasión en sus sociedades que modificó actitudes y estructuras, aliviando en no poca medida la tendencia depredadora de sus congéneres. El fi n de la esclavitud, del sacrificio humano o de la tortura judicial parten de las semillas que ellos plantaron hace milenios. Esta obra también gira en torno a su lucha épica contra la iniquidad. Es, por así decirlo, una historia de los padres fundadores de la compasión.
  • La mesa católica. La alegría y dignidad de la comida desde la fe
    Este es un libro dirigido a mostrar la dignidad de los alimentos y la comida desde una perspectiva católica y, por lo tanto, alegre, disfrutona de la vida y esperanzada en cuanto a la Mesa Celestial que nos aguarda, en línea con la Teología del Cuerpo y una visión sacramental del mundo. Este texto tiene algo para ti, tanto si eres un gourmet o un inapetente, si estás obsesionado con la báscula o pasas de ella, si eres un cocinillas o un absoluto negado para los fogones (y eres el que friegas o recoges), si eres tú quien invita a casa… o vas a comer a casa de otros:
    • n recorrido desde el Antiguo al Nuevo Testamento que muestra cómo la comida
    es un símbolo potente que «avisa» de la Eucaristía, desde el Edén hasta el Éxodo, pasando por los profetas y llegando a la Última Cena.
    • La comida como un signo, también, de nuestra interdependencia (tú cultivas, el de
    más allá cría cerdos, otro hace vino o cerveza, un tercero lo vende, él cocina… y tú compartes tu mesa, etc.).
    • Cómo ejercitar las virtudes –teologales y cardinales– al comer (y por qué hacerlo
    sirve mucho más que cualquier dieta).
    • Cómo crear comunidad en torno a una mesa. La importancia de la comida familiar
    y comer con otros (frente a comer con el móvil, la tele puesta o en el sofá, como en la series yanquis).
    • Por qué invitar a casa no es cuestión de tener ni la casa perfecta ni de epatar con
    platos dignos de Masterchef: va de querer a la gente y que se sienta acogida y querida (y es signo de la Mesa Celestial que nos espera).
    • Qué es eso del «ayuno» (frente al ayuno como estrategia de adelgazamiento o «desintoxicación», etc.) y por qué la lglesia Católica nos pide que ayunemos a los católicos.
    • Por qué «santificar las fiestas» –sí, también comiendo de modo especial en la medida
    de nuestras posibilidades, con comida… y bebida y una mesa un poco mejor puesta– es importante (una parte que muchos hispanos la entenderán perfectamente).
    • Y mil historias que te harán sonreír: milagros culinarios insólitos (pollos que vuelan,
    despensas que se reponen generosamente), anécdotas de santos que tienen que ver con la comida… (San Antón, patrón de los carniceros –y a quien se representa siempre con un cerdo– vivió como un vegano toda su vida).
  • En nuestra profesión del periodismo es habitual encontrar una cierta melancolía que se regodea en el recuerdo del pasado y critica constantemente el presente y más aún si cabe el futuro. Pero los que somos periodistas de vocación, los que tenemos voluntad, entendimiento y corazón entregados a la nobilísima causa de contar la verdad para hacer del mundo un lugar mejor, sabemos que el periodismo sigue vivo y que los problemas que lo horadan no se diferencian tanto de los que experimentaron nuestros predecesores. En resumen, cualquier tiempo pasado no necesariamente fue mejor, sino simplemente anterior. Es precisamente esta la sensación que le quedará a usted, querido lector, después de disfrutar de esta excelente recopilación de escritos periodísticos de Chesterton que ha llegado hasta sus manos. Porque lo que descubrirá en estas selectas páginas de la historia del periodismo es que Chesterton bien pudiera ser un periodista del siglo xxi, que los problemas que él denuncia son exactamente los mismos que los que nosotros denunciamos y que la lupa de la ética a la que somete la realidad sigue funcionando a la perfección más de cien años después
  • Un nuevo colonialismo. La ideología de género
    Vemos como ante nuestros ojos se cristaliza una forma de pensamiento que se extiende ubicua a todas las esferas y ámbitos de la vida social y polí tica. Lo abarca todo, lo juzga todo. Es una nueva forma de pensar que fija los pará metros sobre lo que debemos pensar y cómo debemos hablar hasta en los aspectos más personales y privados de la vida. Nueva forma de pensar que es imperiosa, dogmática y no hace concesiones. Y en la que su rasgo más característico consiste en la negación de lo que hasta hace poco se consideraban verdades elementales y hasta de sentido común. Su fuerza es tal que se ve capaz de sustituir ese antiguo sentido común por uno nuevo, en poco tiempo y sin apenas oposición. Las administraciones, el Estado con sus policías y sus leyes contribuye, y no en poca medida, a su difusión y su fuerza. Y, sin embargo, no es este su principal agente. Su poder coactivo parece hallarse más bien en el ámbito de la comunicación de masas, y muy particularmente en los medios audiovisuales. Son ellos, sobre todo, los que dictan fatuas de muerte civil sobre aquellos que no se someten a los dictados lingüísticos y valorativos establecidos. Pero ¿establecidos por quién? Y junto a esta pregunta, esta otra: ¿en qué consiste esta nueva forma de pensar?, ¿cuáles son sus rasgos más definitorios, sus características principales?
  • Distribución comercial. Trade & retail marketing
    La distribución comercial recoge la labor esencial que desarrolla cualquier organización de hacer disponible su oferta, esto es, vender tangibles (bienes) o intangibles (servicios), pero también alude a las empresas que intermedian entre aquellas (los fabricantes) y la demanda: las que en su mayoría conforman el comercio. En marketing, esa primera acepción del concepto corresponde con la que se suele citar como última de las variables comerciales: la «P» Place. Y en este contexto, dependiendo de múltiples aspectos que tienen que ver con la naturaleza del producto comercializado, el mercado a atender y el servicio a proporcionar, se definirán unos canales sobre los que descansará la estrategia de distribución, la de marketing e incluso la corporativa de las compañías. La irrupción de los espacios digitales en las actividades económicas ha venido a reconocer un concepto que se ha afianzado en la gestión comercial, y por tanto, en la distribución: la omnicanalidad, que no es más que llegar al consumidor de la forma más homogénea posible cuando en el imparable camino de su digitalización se le presenta a la empresa la oportunidad de interactuar simultáneamente con él por el canal de distribución online y offline, ambos en sus diferentes manifestaciones (en tienda, vía web, App, telemarketing, etc.). Sin embargo, la distribución compromete también a las empresas productoras que tienen que tejer una suerte de relaciones con los que participan de forma decisiva en su proceso de venta: los intermediarios comerciales. De esta relación surge entonces el Trade Marketing como punto de encuentro ineludible entre el fabricante o creador de los productos/marcas y el Retail o conocedor del comportamiento del consumidor –shopper– en el punto de venta (lugar donde se toman la mayor parte de las decisiones de compra), que ahora unen sus esfuerzos mediante estrategias conjuntas para mejorar su posición en mercados altamente competitivos como el de la distribución comercial.