Demografía del Viejo Continente, que es hoy el continente viejo
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El Viejo Continente, Europa, es ahora el «continente viejo», porque su población es la más avejentada del mundo, como consecuencia principalmente de su baja fecundidad del último medio siglo, la menor del mundo, y de manera secundaria, de su alta esperanza de vida. Sin la abundante inmigración extraeuropea recibida desde mediados del siglo xx, la población de Europa estaría disminuyendo desde hace lustros, por morir más europeos de los que nacen. Y el peso demográfico en el mundo de Europa -incluida Rusia- ha bajado del 25% hacia 1900, a menos del 10% en 2020.
España sigue esas tendencias generales, si bien empeora los niveles medios europeos en materia de (baja) fecundidad y, por tanto, en ella es más intensa la tendencia al envejecimiento social y la pérdida de población autóctona. La esperanza de vida en España está a la cabeza de la UE, algo muy bueno en sí, pero combinado con una natalidad bajísima, redunda en aún más envejecimiento social.
Mención especial merecen Rusia y Ucrania, de triste actualidad desde la brutal invasión de la segunda por la primera, y los países que formaban la antigua Unión Soviética. Las ex-repúblicas soviéticas que pertenecen a lo que comúnmente llamamos «Europa» y de raíces cristianas, han experimentado enormes mermas de población por haber tenido más defunciones que nacimientos. En cambio, las antiguas repúblicas soviéticas de mayoría musulmana/ubicación geográfica asiática han experimentado fuertes crecimientos de población desde la caída del comunismo, por haber tenido una fecundidad superior a la de reemplazo (2,1 hijos por mujer), y ello pese a que una parte de esa población ha sido drenada por emigración, em gran parte de rusos étnicos a Rusia. Asimismo, en lo que antaño se llamaban «países satélites» de la Unión Soviética se han producido en las últimas décadas grandes déficits de nacimientos en relación con las defunciones, producto de tasas de fecundidad bajas.
En materia de nupcialidad y «divorcialidad» en toda Europa ha habido una tendencia en los últimos 50-60 años a que haya muchas menos bodas por 1.000 habitantes que antaño. Por otro lado, quienes se casan lo hacen mucho más mayores de lo que era tradicional. También hay altas tasas de divorcio. Un elevadísimo porcentaje de los bebés europeos son hijos de una mujer no casada.
De cara al futuro, si no repunta la fecundidad de los europeos, Europa seguirá envejeciendo y perdiendo peso demográfico en el mundo, con una merma continua de población de raíces familiares europeas por más muertes que nacimientos, lo que conllevaría entre otras cosas que Francia sobrepase a Alemania como país Europa más poblado dentro de varias décadas, por ser superior su tasa de fecundidad, en gran parte por su abundante población magrebí. Y la «multiculturalidad» demográfica en Europa Occidental crecerá más o menos según sean los nuevos aflujos migratorios, pero incluso aunque fuera nulos sería apreciable en las próximas décadas, porque un porcentaje elevado de los bebés europeos son hijos de inmigrantes musulmanes y de otras raíces culturales.
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